jueves, 8 de septiembre de 2011

Y toda esta Gente?


 No sé de donde ni porque aparecen en mi vida, pero de golpe me encuentro compartiendo mis días con completos desconocidos que ahí están para formar parte de lo cotidiano...

Llego a pensar que tengo mucha suerte, pero supongo que también hay algo inevitable, la gente se atrae, si uno se maneja de una manera sincera el resto se va acoplando y nos juntamos, para decirlo de alguna forma, con personas de la misma especie...

Me siento contenido últimamente y eso es una fortuna que no va de la mano de lo material, el poder sentirse integrado es un tema bien importante para quienes elegimos vivir fuera de nuestro entorno lejos de lo propio, no creo en las fronteras pero ahí están y eso nos hace en primera instancia parecer diferentes o crear algún tipo de curiosidad, siempre intento profesar que ante todo somos personas por eso suelo rechazar las conversaciones que van acompañadas de generalidades de cualquier tipo.

Y en verdad si de algo estoy contento es que en este juego del inmigrante, viviendo en un lugar u otro, nunca tuve dificultades para desenvolverme, haciendo de lo extraño algo propio, logrando así llenarme de diferentes visiones y ganándome  compañeros de viaje los cuales muchos de ellos van dejando su huella.

martes, 6 de septiembre de 2011

Aires sureños...


Me pase unos días por Puerto Montt, tenia muchas ganas de llegar, en más de una ocasión me habían hablado de lo lindo que era y necesitaba sentirlo, fueron unos días muy tranquilo, rodeado de gente hermosa con una notoria alegría por compartir...

Y el aire sureño tiene ese encanto...Personas con las cuales cada vez que comparto algún momento siento que hacen más cercana una linda amistad, todos sentados a una mesa con la comida calentita, abundante y bien sabrosa, al costado de una estufa que leño a leño quema en una cabaña con sus puertas, siempre abiertas, que llevan a un verde paisaje que se riega bajo una lluvia divina frente al mar...y me zambullo en un ambiente cargado de buenos sentimientos, buenas energías y plagado de momentos que verdaderamente me llenan.

Estoy agradecido por todo lo que pasé y en este momento en mi cama de Santiago pienso en que no debo intoxicarme con el vaivén de la ciudad, que ellos hacen bien en no tener televisores en sus casas que uno tiene que encontrarse mas consigo mismo en la soledad del lugar y valorar, valorar la vida como ese gran motor de búsqueda hacia la felicidad en las pequeñas cosas, aquellas que brillan por su simpleza pero que dan como resultado enormes sonrisas.